
Hablando de emociones….
Bienvenida a las emociones desagradables (y oportunidades de cambio) (II)
Hablábamos el otro día de dar la bienvenida a las emociones desagradables, extraer la información y la energía que nos proporcionan, para así podernos adaptar mejor al entorno. Ese es el primer paso, la ACEPTACIÓN. Decíamos también que las emociones para ser auténticas han de estar ajustadas al estímulo que corresponde (amenaza si se trata de miedo, pérdida en el caso de tristeza, injusticia en el caso de rabia…), pero también en intensidad y duración. Cuando el miedo se extiende más allá de lo que dura el peligro tenemos estrés o ansiedad que puede deteriorar nuestra calidad de vida en lugar de ayudarnos. Cuando la tristeza se instala, más allá de la restauración de la pérdida o la solución del problema, estamos ante un estado de ánimo bajo o incluso depresivo que no nos favorece. Cuando nos quedamos anclados en la rabia, es más que probable que tengamos dificultades para pensar en soluciones creativas con las que salir de la situación de injusticia. Cuando ésta se produce es importante saber decir “así no” y “así sí”. El enfado no es gritar, ni perder los papeles, es expresar asertivamente qué es posible hacer con nosotros y qué no es posible, pedirlo o exigirlo, cuando la situación lo precise. Hay dos competencias emocionales genéricas que podemos poner en juego, son la FACILITACIÓN y la REGULACIÓN. Cuando hablamos de facilitación nos referimos a las posibilidades que cada emoción encierra, y éstas están muy relacionadas con su energía. Si sabemos reconocer la rabia, sabremos que es una emoción que produce activación y que es una llamada a la acción. Además de restaurar la... leer másBienvenida a las emociones desagradables (y oportunidades de cambio) (I)
Las emociones desagradables (que no malas) suponen un desafío y una oportunidad. Es importante leerlas correctamente, entender cual es su mensaje y recoger la energía que nos proporcionan para una buena adaptación. A veces, no es así. Sentimos con cierta distorsión. ¿Qué podemos hacer?
leer másEl valor de las emociones
En la cultura occidental hemos crecido pensando que la lógica era apropiada y las emociones un factor a controlar. Los argumentos razonables se han expuesto como ejemplo de buen discernir y los sentimientos como ajenos a la toma de decisiones.
La tradicional separación cartesiana de mente y cuerpo contraponía conceptos que son indisociables por naturaleza.
Afortunadamente hoy sabemos, nos lo indica la neurociencia (v.g. Antonio Damasio: El error de Descartes), que emoción y cognición son dos facetas del mismo proceso, el de aprehender la realidad.
leer más